¿Has presenciado en tu trabajo múltiples discusiones, falta de confianza entre los miembros del equipo o sabes que existen bandos enfrentados? Es momento de reconocer que existe una gestión deficiente de los conflictos laborales.
Alrededor del 50% de los empleados en América Latina reconocen haber experimentado algún tipo de dificultad en su trabajo actual. Conoce cómo la empatía y el mindfulness pueden ayudar, no sólo a afrontar los conflictos, sino a convertirlos en oportunidades constructivas.
Los conflictos ocurren cuando personas con intereses u objetivos diferentes chocan, provocando actitudes hostiles. Algunas de las situaciones laborales en las que son frecuentes las pugnas y los conflictos son:
En general, son situaciones que producen inconformidad y estrés. Estos factores representan semillas de frustración que, en algunos colaboradores con riesgos socioemocionales, crecen y dan como resultados verdaderos conflictos disfuncionales que pueden incluir abuso verbal, hostigamiento y comportamientos agresivos, así como un aumento de la rotación laboral.
Los desacuerdos son, muchas veces inevitables, pero la manera en que se gestionan puede significar una fuente de aprendizaje o, al contrario, generar un ambiente tóxico y poco productivo.
Ya sea por un problema entre compañeros o por la falta de impulso y reconocimiento, las inconformidades siempre comienzan dentro de uno mismo. Pero cuando nos convertimos en observadores de nuestros pensamientos y emociones, somos conciencia plena, y así somos capaces de responder con estrategias más efectivas a situaciones estresantes y, por tanto, gestionar los conflictos en nuestro trabajo.
El mindfulness se puede definir como un estado de consciencia en el que la atención se focaliza sobre fenómenos externos e internos del aquí y el ahora, sin emitir juicios de valor. Al practicar la conciencia plena, o mindfulness, dirigimos nuestro enfoque hacia el presente, en lugar de permitir que la mente se atormente con preocupaciones y consecuencias que están fuera de su alcance. Este estado mental, además, nos ayuda a diferenciar los factores estresantes en el ambiente de su respuesta instintiva a dichos factores.
Por otro lado, existen distintas estrategias de afrontamiento del estrés: de acercamiento y de evitación. Diversos estudios indican que los practicantes de mindfulness utilizan en mayor medida la estrategia de acercamiento, y que ello les proporciona un bienestar más alto que utilizar la táctica de evitación.
A la hora de relacionarnos con la realidad nos movemos a través de sesgos cognitivos que nos permiten explicar, anticipar y reaccionar a los sucesos de una manera o de otra. El mindfulness propicia que nos relacionemos mediante el optimismo, la compasión, la asertividad, la empatía, la resiliencia y la flexibilidad; todas habilidades claves para una inteligencia emocional más desarrollada. Sea cual sea nuestro puesto de trabajo, y las competencias que requiere dicho cargo, desarrollar una buena inteligencia emocional será muy útil para reducir el estrés laboral y así superar los conflictos laborales de manera mucho más satisfactoria.
Fuentes:
¿Quieres aprender más sobre mindfulness o empezar una práctica?
Consulta los recursos a continuación.