En el ajetreado mundo en el que vivimos, el estrés se ha convertido en una compañía constante para muchas personas. Desde las presiones laborales hasta las responsabilidades familiares, el estrés puede afectar nuestra salud mental y física de diversas maneras. Es por eso que cada vez más personas están buscando enfoques holísticos como la aromaterapia, la meditación y el mindfulness, para abordar el estrés, reconociendo que no solo se trata de aliviar los síntomas, sino de abordar el problema en su totalidad.

El fundamento de la atención plena

La atención plena es una práctica respaldada por estudios científicos que demuestran sus beneficios para la salud mental y el bienestar general. Algunas áreas mencionadas por los estudios son:

Reducción del estrés: La atención plena disminuye el estrés percibido y la respuesta fisiológica al estrés. Un estudio en la revista “Psychoneuroendocrinology” mostró que redujo los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en personas con altos niveles de estrés laboral.

Mejora del bienestar emocional: Se ha comprobado que la atención plena reduce los síntomas de depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo. Un metaanálisis en “JAMA Internal Medicine” encontró mejoras significativas en ansiedad, depresión y dolor en 47 ensayos clínicos.

Mejora de la atención y la concentración: La atención plena ha demostrado mejorar la capacidad de mantener la atención en una tarea y resistir distracciones. Un estudio en “Consciousness and Cognition” mostró esta mejora en la atención.

Reducción de la rumiación y el pensamiento negativo: La práctica de la atención plena interrumpe los patrones de pensamiento negativo y la rumiación. Un estudio en “Behavior Research and Therapy” encontró una reducción de la rumiación en personas con historial de depresión.

Así, vemos que al cultivar una mente equilibrada y resiliente a través de la atención plena, desarrollamos una mayor capacidad para enfrentar los desafíos de la vida con serenidad y comprensión.

Las bases de la aromaterapia

Por otro lado, la aromaterapia se basa en el uso de aceites esenciales extraídos de plantas para brindar relajación y estimular la conexión espiritual. Estos aceites contienen compuestos químicos beneficiosos con propiedades terapéuticas y aromáticas. Al inhalar los aromas de los aceites esenciales, las moléculas aromáticas ingresan al sistema olfativo y afectan áreas del cerebro relacionadas con las emociones y el estado de ánimo.

Si bien la aromaterapia puede ser un recurso valioso para relajarnos y concentrarnos, es importante destacar que carece de fundamentos científicos sólidos en comparación con el mindfulness. Aunque se ha observado que ciertos aceites esenciales, como la lavanda, la manzanilla y el incienso, tienen propiedades calmantes y relajantes, no existen suficientes investigaciones científicas que respalden de manera concluyente los efectos específicos de cada aroma en la mente y el cuerpo.

Una sinergia funcional

Es importante reconocer que el poder de la aromaterapia radica en su capacidad para agudizar nuestros sentidos y fortalecer la conexión mente-cuerpo. Al combinarla con la práctica del mindfulness, podemos sumergirnos aún más en el momento presente, facilitando la relajación profunda, la concentración y el equilibrio emocional. La sinergia entre ambas prácticas crea una experiencia holística que promueve la calma, el enfoque y el bienestar integral.

En conclusión, aunque la aromaterapia no cuenta con fundamentos científicos tan sólidos como el mindfulness, puede ser una herramienta complementaria para potenciar la atención plena y promover el bienestar. Es importante utilizarla de manera responsable y estar conscientes de que los efectos pueden variar de una persona a otra. Siempre es recomendable consultar a profesionales de la salud y realizar una investigación cuidadosa antes de incorporar cualquier práctica en nuestra rutina de bienestar.

Fuentes: 

-Vanidades
-Aumprana
-Essenciales